Comer alimentos crudos es una tendencia que se incrementa gradualmente en todo el mundo. La “comida viva”, como se llama comúnmente a la costumbre de ingerir verduras, frutas, germinados, semillas, jugos y hasta carnes sin cocción, es defendida por muchos y vista de soslayo por otros. Pero no hay duda: cada vez más personas la incluyen en sus dietas.
¿Qué beneficios tiene esta forma de alimentarse?
Uno de los mayores defensores de esta forma de alimentación es Brian Clement, director del Instituto Hippocrates de Estados Unidos, y para sostener su teoría blande un argumento que resulta lógico: de las cerca de 1.8 millones de especies de seres que han habitado la Tierra desde que empezó la historia, solo nosotros decidimos cocinar la comida. Todas las demás especies idealmente comen omitiendo dicho paso.
Otro de sus estandartes de defensa es que la comida que se cuece o fríe pierde gran parte de sus minerales, estructuras de fibra, vitaminas y nutrientes.
De acuerdo con el especialista —quien además abrió el primer restaurante de comida cruda en Argentina, llamado Verde Llama— las ventajas de estos platillos son muchas. Entre ellas se cuentan la de que contienen proteínas, enzimas, grasas poliinsaturadas, vitaminas y minerales.
También ayudan a revertir el proceso de envejecimiento celular, por contar con buenas dosis de antioxidantes. De igual manera mejoran el funcionamiento de los sistemas inmunológico y digestivo y son desintoxicantes. Por último, e igual de importante: tienen una apariencia, color y textura inigualable. Muchos de ellos ni siquiera necesitan llevar sal ni especias. ¡Están listos para comerse solo así!
Raúl Baki es chef del Cannibal Raw Bar de Madrid, España (un sitio que está de moda y donde tampoco se cuecen los alimentos), y dice que desde la apertura hace más de tres años a gente ha respondido bien a sus menús porque el sabor de los platillos es mucho más honesto y puro que muchos otros sitios de la ciudad.
¿Comer crudo conlleva riesgos?
Sí, y esa es la contraparte. De acuerdo con la nutricionista Julieta Somodi es verdad que en algunos casos se pierden algunas vitaminas o minerales durante el hervor o los procesos de fritado. No obstante, nuestro cuerpo evolucionó comiendo “no crudo” (o por lo menos no siempre) y el hecho de que algo haya pasado por el fuego facilita la digestión.
Otra ventaja del cocimiento, asegura ella, es que ayuda a eliminar bacterias y facilitar la conservación de los productos. Existen ciertos alimentos que se absorben mejor cuando están cocidos y, para mantener sus nutrientes casi intactos dice que podemos optar por sólo procesarlos muy poco tiempo y con fuego bajo.
En el caso específico de la carne cruda, por ejemplo, se corre el riesgo de adquirir la bacteria Escherichia Coli, que puede traer aparejados cuadros de anemia, bajos niveles de plaquetas y fallas renales. Los cortes ingeridos sin cocción pueden provocar también indigestión, así como estreñimiento. En casos extremos hasta terminan en enfermedades provocadas por la trichinella spiralis, que es un gusano intestinal cuyas larvas viajan por el cuerpo y dejan quistes en los músculos.
Ahora ya sabes los pros y los contras. No es que sea del todo mal incurrir en esta práctica. De hecho, entendemos que te guste porque los sabores que ofrece son exquisitos. Pero como todo en la vida: hay que llevarla a cabo con responsabilidad.
Fuentes: Nat Geo en Español | Nature | EFE